Este viernes, el gobierno se reunió en el consejo de ministros para debatir y aprobar las reformas económicas y en materia de empleo que se llevaran a cabo en los próximos meses.
En la rueda de prensa posterior al consejo de ministros, el ejecutivo informo que no realzaría subidas de impuestos demasiado graves, que no serian muy altas, pero retrasaba la salida de la crisis hasta 2016 y no en 2014 como dijera hace unas semanas. A su vez ha informado de una subida del paro en los próximos años.
Rajoy se presentó en noviembre de 2011 a las
elecciones generales como aquel que lograría reactivar el empleo, tras
haberse perdido tres millones de puestos de trabajo con el gobierno anterior del PSOE
en el poder, en la legislatura de la Gran Recesión. Las previsiones presentadas ayer tras el Consejo de Ministros suponen admitir que su mandato acabará con 1,3 millones de empleos menos.
Que en su legislatura, la tasa de paro media acabará (el 25,8% en 2015)
mucho peor que el último dato de desempleo del mandato socialista
(22,8% en el cuarto trimestre de 2012).
Y es que no era, es, ni será Rajoy, la mejor opción para salir de la crisis económica que sufrimos, con todos esos recortes en economía y en recursos sociales, pues es este, un gobierno afín a las políticas de Bruselas por lo que no le tiembla el pulso a la hora de llevar a cabo las reformas que le pidan desde Bruselas.
Desde Europa se han dedicado a elogiar la política seguida por el Gobierno, aprobando la creación de empleo, y el ritmo de mejoras en cuanto a la reducción de la deuda pública y la subida del PIB, pero ni la recuperación ni la generación de empleo son inminentes como dijo ayer el Gobierno. “Tenemos un futuro
mucho mejor que hace un año”, sostuvo el ministro de Economía. El
análisis que hace el Gobierno sobre lo que viene a corto plazo es más
realista. También, mucho más oscuro.
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